●Introducción
El desempeño docente
está muy relacionado con lo que el docente “hace” y lo que potencialmente
“puede llegar a hacer” en su aula, escuela y comunidad donde trabaja. Desde
este reconocimiento, la evaluación del desempeño docente debe centrarse en
obtener evidencias que den cuenta de su actuación en el salón de clase y otros
espacios escolares.
Evaluar el desempeño
docente tiene como propósito mejorar y asegurar la calidad de la enseñanza y
obtener información para tomar decisiones en torno a su desarrollo profesional.
Esta evaluación se caracteriza por ser formativa, ya que se busca el
mantenimiento u optimización del desempeño y los resultados de la enseñanza.
Generalmente es interna, efectuada por los propios centros educativos; sin
embargo, el contexto actual obliga a tener un Sistema Educativo Nacional
consolidado y comparable incluso con otros sistemas educativos del mundo.
La evaluación del desempeño docente es considerada un componente primordial para garantizar la calidad de la enseñanza en el sistema educativo; no se trata sólo de evaluar con fines de selección y contratación inicial, sino que actualmente se considera un medio para el desarrollo profesional del docente.
●¿Qué es la evaluación docente?
La
evaluación es una herramienta para conocer el impacto logrado en un centro
escolar a través de las diferentes iniciativas educativas. Es un proceso básico
tanto para dar seguimiento al progreso de los alumnos como para conocer si la
respuesta de los docentes, del centro y de las propias Administraciones se
adecúa al desafío que supone la educación en la actualidad.
La
evaluación es una pieza clave del proceso de enseñanza-aprendizaje, un elemento
fundamental para la mejora de la educación y la transparencia del sistema educativo,
como recoge la Ley Orgánica de Educación vigente. Se configura como un proceso
de documentación y recogida de datos sobre las habilidades, conocimientos y
actitudes con el objetivo de mejorar los programas educativos que se
implementan en los centros escolares.
●¿Por qué es importante evaluar docente?
El
proceso de enseñanza-aprendizaje requiere un seguimiento continuo de sus
avances con el objetivo de detectar a tiempo aquellas iniciativas o metodologías que no están teniendo
el resultado deseado y
corregir aquellas fallas o errores que se encuentren. La evaluación de los
maestros y profesores, lejos de pretender ser una crítica a su trabajo o
limitar su libertad de cátedra, se configura como un proceso para mejorar el
desempeño de su labor y garantizar que se alcanzan los objetivos educativos que
se ha marcado un centro educativo. El alumno, su bienestar y su aprendizaje,
está en el centro de esta concepción.
Es,
además, una de las labores inherentes a la educación: los docentes deben dar
seguimiento no solo del aprendizaje que logran los alumnos, sino también de
la efectividad de los
procesos de enseñanza que ponen en práctica.
Es a través del proyecto curricular del centro (PCC) como se lleva a la
práctica, ya que este debe incluir los criterios para que los profesores evalúen y revisen su propia práctica
docente. De hecho, algunas de las funciones del PCC son las de
implicar más a los profesores en su práctica docente y reflexionar sobre la
misma.
A la hora de evaluar la actividad docente, se prestará atención tanto a la competencia del profesional (su formación en la materia que imparte y las herramientas pedagógicas que pone en práctica) como a su labor efectiva en el aula (la planificación de las unidades, los recursos y metodologías que pone en práctica, cómo evalúa y da seguimiento a sus alumnos, etc).
●Las herramientas y métodos más habituales para evaluar la labor docente son:
- Que los alumnos rellenen un cuestionario con preguntas sobre la labor del profesor (motivación, organización, actividades, clima del aula, diversidad…).
- Seguimiento de los resultados académicos de los grupos que tiene asignados cada docente.
- Intervención de un observador externo, ya sea de forma presencial en el aula mientras el profesor o maestro desarrolla su trabajo o de forma remota a través de grabaciones y entrevistas con compañeros del claustro que puedan aportar información objetiva.
- Reflexión privada del propio docente, con énfasis en el análisis de sus resultados y propuestas de mejora.
El
proceso de evaluación que establece cada centro en su PEC y que se articula a
través del PCC, muestra el compromiso con su alumnado y la comunidad educativa. El diseño de herramientas de
evaluación a la altura del desafío que supone la actividad docente y la
capacidad de dar respuesta a aquellas dificultades que puedan surgir, marcarán
la diferencia en la calidad que un centro educativo ofrece a su alumnado.
La
formación continua y complementaria de los docentes es básica. Además de la
experiencia que se adquiere con los años, permiten a los profesionales del
sector educativo adquirir las competencias necesarias para planificar, impulsar
y evaluar medidas que mejoren la
educación en sus diferentes áreas y funciones.
Se
evalúa a los docentes con el objetivo de optimizar su desempeño, lograr
mantenerlo motivado y reconocer de manera social y económica el trabajo que
realiza.
Este tipo de
evaluación es formativa, aunque incorpora elementos de evaluación sumativa.
●Para que la evaluación sea formativa, requiere lo siguiente:
- Obtener de forma rigurosa datos a lo largo de un proceso, de modo que se posea el conocimiento apropiado de la situación para tomar decisiones necesarias de forma inmediata.
- Un registro de desempeño que invite a los docentes a utilizar su conocimiento en formas que generalicen y extiendan lo aprendido a su propia práctica.
- Responder qué puede hacer el docente para avanzar en su proceso formativo, con la finalidad de perfeccionar el proceso que se evalúa durante la fase de implementación del programa.
Evaluar al docente
implica ir más allá de una definición de “un buen docente”, conlleva a
determinar criterios de conocimiento de la materia y de competencias de
enseñanza, además de tener en cuenta la “vocación hacia la docencia”. Este
último criterio es difuso, pero bien se pueden incorporar estrategias para
“medir” conocimientos y destrezas, así como actitudes y compromiso: “un buen
docente no es aquel que sabe su materia y sabe enseñarla, es, fundamentalmente,
un profesional comprometido con su labor y su mejora”.